La comunidad gay universitaria
- Dania Viviana González
- 11 oct 2016
- 2 Min. de lectura
Se dice que Manizales es una ciudad gay. Últimamente este calificativo ha tomado fuerza debido a la aceptación de que esto en realidad ocurre. Varios colectivos dentro de la ciudad, ejecutivos, asalariados, estudiantes, deportistas, y demás grupos sociales así lo hacen ver. Cuando se les pregunta si les parece que la cantidad de gays en la ciudad ha aumentado, sin titubear lo confirman y hasta confiesan que dentro de sus mismos grupos hay al menos un chico al que le gustan los hombres. Es común este concepto, pero lo es más aun en la población juvenil universitaria de la ciudad.
Como se ha afirmado en repetidas ocasiones la ciudad es un epicentro de educación superior en el país, condición meritoria teniendo en cuenta que no posee ni la misma jerarquía, ni el mismo presupuesto y mucho menos las ventajas a las que acceden capitales importantes como Medellín o Bogotá. Sin embargo, ostenta ese título y ello hace que muchas personas entre los 17 y los 30 años, edad en las que los jóvenes desean mayoritariamente entrar a la universidad, se muden a la capital del departamento, de ahí que hombres y mujeres entre este rango de edad migren de sus pueblos para venir a Manizales a cumplir con su formación académica superior.

Crédito de la foto: Pinterest
La migración juvenil genera una mezcla insospechada de tendencias sexuales disímiles entre sí que proliferan en los diferentes campus universitarios de la ciudad. Y dentro de todas ella la gay es la que prima ante las demás. Las estadísticas actuales muestran que de cada 10 hombres universitarios 3 son homosexuales y al menos uno de ellos no se decide totalmente pero siente la inclinación por su mismo sexo. No obstante, esto último deja otra brecha, pues, en los demás integrantes de la muestra quedan otras vías posibles como aquellos que conciben la bisexualidad o el travestismo nocturno, etc. Es decir, de cada 10 hombres universitarios al menos la mitad pertenece a la comunidad LGBTI.
La diversidad sexual y la tolerancia de género han hecho de la ciudad una plaza en el país en la que la diferencia es respetada y en la que proliferan los seguidores de comunidades sexuales y en la que se defienden sus derechos y se realizan manifestaciones para garantizarlos; por eso Manizales no es una ciudad gay como tal, es más bien, una ciudad LGBTI.
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